Poco antes de declarar oficialmente el inicio de la pandemia en México, provocada por el Covid-19 a nivel mundial, en marzo de 2020 el Diario Oficial de la Federación (DOF) publicó la actualización de la NOM-051 de Etiquetado de alimentos, misma que entraba en vigencia en octubre de ese mismo año y que presentaría varias fases de implementación de los nuevos ajustes posteriores a esta fecha.
Esta actualización a la NOM-051 anterior sería la primera de la administración de Andrés Manuel López Obrador como presidente de México, y prometería ser la más incluyente, la más democrática y la más transparente por ser la que más participación ciudadana tuvo para su elaboración. Y fue en respuesta a la necesidad de reducir los índices de obesidad infantil en territorio mexicano, que para ese entonces (2020) se encontraba en cuarto lugar a nivel mundial.
Dentro de las actualizaciones y modificaciones realizadas se incluye: un etiquetado frontal de advertencia para alimentos y bebidas no alcohólicas preenvasadas y que advierte al consumidor de los nutrimentos e ingredientes que pudieran presentar un riesgo a la salud, tales como: azúcares, grasas saturadas, sodio y calorías, entre otros. Este sistema de etiquetado frontal mexicano implementa las directrices del Codex como una herramienta para facilitar la comprensión de los consumidores sobre el valor nutricional de los alimentos y su elección de alimentos, una intervención que la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de Salud (OPS) reconocen como una de las más costo-efectivas y factibles de implementar para prevenir y controlar las ENT (enfermedades no transmisibles) (noviembre, 2022).
Asimismo, el sistema de etiquetado que emplea México está basado en el modelo de perfil de nutrientes para la región de las Américas de la OMS y OPS. También está alineado con la guía de la OMS sobre el etiquetado frontal del envase para presentar información sencilla y clara.
Hoy en día, es bien conocido que la mercadotecnia y la promoción de los productos alimenticios, principalmente alimentos “chatarra” influye en la demanda de los consumidores. Encuestas realizadas recientemente muestran que el etiquetado frontal aumenta la conciencia del consumidor, mejora y hace selectivas e informadas sus intenciones de compra y contribuye a promover una alimentación más saludable.
En esta actualización también se incluyen más de 50 definiciones de nutrimentos en el punto 3 que facilita el entendimiento del(a) consumidor(a) sobre los componentes, ingredientes y nutrimentos que se reportan en las etiquetas, así como también mejoras en el listado de ingredientes, tales como:
- En la etiqueta del producto preenvasado cuya comercialización se haga en forma individual, debe figurar una lista de ingredientes, salvo cuando se trate de alimentos de un único ingrediente y no incluya algún aditivo.
- La lista de ingredientes debe ir encabezada o precedida por el término ingredientes.
- Los ingredientes del alimento o bebida no alcohólica preenvasada deben enumerarse por orden cuantitativo decreciente masa sobre masa (m/m).
- Se deben declarar todos aquellos ingredientes o aditivos que pueden causar hipersensibilidad, intolerancia o alergia.
Respecto al contenido nutrimental, se manejan las declaraciones de porciones, de contenidos de grasas y azúcares de forma desglosada. Además de establecer protecciones de consumo especiales para consumidores infantiles, no debe incluir la etiqueta personajes infantiles, animaciones, dibujos animados, celebridades, deportistas o mascotas, elementos interactivos, tales como, juegos visuales, espaciales o descargas digitales que, estando dirigidos a niños, inciten, promueven o fomenten el consumo, compra o elección de productos con exceso de nutrimentos críticos o con edulcorantes.
A tres años de la implementación de este nuevo ajuste en la NOM de etiquetado, se trató de buscar una relación con el tema de obesidad y una asociación directa con el nuevo sistema de etiquetado frontal. Sin embargo, los datos obtenidos no son concluyentes, existe un factor que no fue considerado en la ecuación y que impactó notablemente el consumo, elección y compra de alimentos: la pandemia provocada por el Covid-19. Lo cierto es que la gente disminuyó su actividad física drásticamente, hubo mayor sedentarismo y mayor consumo de alimentos, combinados con temas de estrés, todo eso incrementó los casos de obesidad y sobrepeso en dos puntos porcentuales, por lo que hoy no se puede saber si en términos generales la medida tuvo impacto en el problema de obesidad. Actualmente, en 2023, aún continuamos en los primeros lugares de obesidad a nivel mundial.
Algunos datos nos muestran que el etiquetado ha sido bien recibido y adoptado por la población mexicana y que sí les está dando una idea de cómo elegir los alimentos. En el contexto de cómo se ha ido evaluando la herramienta, en la última Encuesta Nacional de Salud (Ensanut 2021), se hizo una estimación del etiquetado de alimentos empaquetados. Lo que se encontró es que el 89.4% de los adultos entrevistados, por lo menos habían visto el sistema de advertencia, es decir, reconocían que existe este sistema de etiquetado. El 42.2% identificó qué alimentos eran menos saludables con este sistema y pudo decidir qué tan saludable era su consumo. Y el 60.5% de ellos indicó que el etiquetado ayuda a padres y madres de familia para elegir alimentos más saludables para los hijos.
Aún nos queda mucho camino por recorrer y resolver, de la mejor manera posible y con los ajustes necesarios. El nuevo etiquetado de alimentos tiene un saldo más a favor que en contra y esperamos que en un futuro no muy lejano se puedan alcanzar las metas propuestas sobre una disminución en la tasa de obesidad, mejorar el consumo saludable, disminuir el impacto ambiental, y ser más sustentables.
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Toda esta información, más otros datos importantes, actualizados y acumulados a lo largo de los últimos meses, serán presentados en la conferencia impartida por la maestra Karla Díaz en el próximo Food Forum que se llevará a cabo el 24 de agosto en Santo Domingo, República Dominicana.
Por: Karla Díaz Gutiérrez
*Maestra en Ingeniería de Sistemas de Innovación Tecnológica, así como Licenciada en Química de Alimentos, egresada de la Facultad de Química de la UNAM. Cuenta con más de 22 años de experiencia en docencia en modo presencial y en línea; asimismo, cuenta con experiencia en propiedad intelectual, normatividad y trascendencia tecnológica. Ha impartido a lo largo de su carrera diversas conferencias, talleres y cursos, aunado a su autoría en diversas publicaciones.