Yogurt, protagonista en la nueva conversación sobre salud intestinal: especialista

Comunicado. En los últimos años, la salud intestinal dejó de ser un tema técnico para convertirse en parte de nuestra vida diaria. Hoy hablamos con naturalidad de la microbiota, de cómo mantenerla equilibrada, de regular la inflamación o de por qué un desajuste puede impactar desde el sistema inmune hasta el metabolismo. Y en este despertar colectivo hacia el bienestar digestivo, los probióticos se han vuelto protagonistas.

Los fermentos, que llenos de microorganismos vivos que, en cantidades adecuadas y como parte de una alimentación saludable, contribuyen al bienestar del aparato digestivo, están presentes en alimentos cada vez más comunes en nuestra mesa, como el kimchi, el kéfir o el yogurt. No sorprende que la demanda siga creciendo: de acuerdo con Fortune Business Insights, para 2027 el mercado global de probióticos aumentará 8%, impulsado por consumidores que buscan productos funcionales y fáciles de integrar a su rutina.

Pero hay un alimento que destaca por ofrecer beneficios reales: el yogurt, que gracias a su proceso de fermentación con cultivos vivos se convierte en una opción naturalmente más ligera para el organismo. Durante este proceso, una parte de la lactosa se transforma en ácido láctico, lo que lo hace más fácil de digerir frente a otros lácteos. Además, las bacterias presentes en el yogurt contribuyen a procesar la lactosa residual, por lo que, de manera natural, resulta más amable para el sistema digestivo.

María Fernanda Bores, nutrióloga de Danone México, indicó: “Hoy, que la conversación sobre salud intestinal está más presente que nunca, el yoghurt recupera su lugar como un aliado cotidiano. Es simple, accesible y naturalmente rico en fermentos; por eso sigue siendo un básico para quienes buscan mantener una alimentación saludable sin complicaciones”.

Su versatilidad explica por qué sigue siendo un esencial en tantos hogares: no es sólo un alimento funcional, es un hábito que se adapta a distintos ritmos de vida.

  • Como complemento de desayuno. Integrarlo en la mañana es una manera sencilla de añadir proteína, fermentos y saciedad. Funciona solo, con fruta, granola o como base de bowls y smoothies.
  • Como snack que acompaña el ritmo diario. En presentación individual es práctico, ligero y ayuda a controlar antojos entre comidas sin recurrir a opciones de baja calidad nutricional.
  • Como ingrediente clave en recetas. El formato grande está pensado para incorporar con naturalidad a la vida cotidiana: desde complementar un cereal hasta preparar dips, mezclarlo en recetas o servirlo como postre fresco. Un recurso que ayuda, sin esfuerzo, a fomentar hábitos saludables en casa.


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