Comunicado. En el mundo actual, cada vez más consciente de la salud y del medio ambiente, la industria alimentaria está experimentando una transformación vibrante, literalmente, indicó la compañía Oterra.
Los consumidores ya no se conforman con aditivos artificiales ni etiquetas opacas. Exigen soluciones naturales, sostenibles y de etiqueta limpia que se ajusten a sus valores. Y en el centro de esta transformación se encuentra la innovación en color, donde empresas como Oterra lideran el cambio.
Según GlobalData, el 41% de los consumidores considera esencial que los productos estén "libres de ingredientes artificiales" al elegir alimentos y bebidas. Casi el 26% evita activamente los colorantes y sabores artificiales. Estas cifras reflejan una fuerte tendencia global hacia productos de etiqueta limpia, con una creciente demanda de transparencia y fiabilidad en los ingredientes.
Esto es más que una moda pasajera: se trata de un cambio estructural en las expectativas de los consumidores, acelerado por la evolución de los marcos regulatorios. En Estados Unidos, por ejemplo, se espera que la postura de la FDA sobre los colorantes artificiales, combinada con una mayor acción legislativa a nivel estatal, impulse drásticamente tanto el conocimiento como la demanda de alternativas naturales. Si bien una encuesta reciente de NATCOL indicó que el conocimiento de los consumidores estadounidenses sobre los colorantes alimentarios naturales aún está por detrás del de Europa, esta situación está cambiando rápidamente. Oterra anticipa un aumento significativo en el interés y la adopción en Norteamérica a medida que las soluciones de colorantes naturales se vuelven más visibles y viables.
Para Oterra, estos cambios no son solo señales del mercado, sino que impulsan la innovación. La sostenibilidad y la responsabilidad ambiental son pilares fundamentales de la estrategia de la empresa. El objetivo no es sólo crear colores naturales brillantes, sino también hacerlo con una menor huella ambiental.
Luc Ganivet, director de Innovación de Oterra, explicó: “Primero que nada, necesitamos encontrar nuevas materias primas que ya existan en la naturaleza”. Un excelente ejemplo es Jungle Blue, un color azul intenso aprobado por la FDA y derivado del huito, gracias a una colaboración con Ecoflora en Colombia.
Pero la innovación no termina ahí. Oterra también está cultivando nuevas variedades de cultivos comunes, como zanahorias, uvas y batatas, para mejorar el contenido de color o desarrollar nuevos tonos. Se están explorando tecnologías de edición genética para acelerar este proceso, lo que permite un enfoque más sostenible y rentable para el desarrollo del color natural.
Además del abastecimiento, Oterra es pionera en nuevas técnicas de procesamiento para mejorar el rendimiento y la vitalidad. Sus polvos ultrafinos I-Colors® Bold, por ejemplo, ofrecen tonos intensos y vibrantes diseñados para satisfacer las exigencias funcionales de formulaciones complejas.
Las tecnologías de cultivo avanzadas también están cobrando protagonismo. Producido en colaboración con VAXA Technologies, Arctic Blue se cultiva en un sistema de cultivo vertical neutro en carbono, alimentado íntegramente por energía geotérmica. Oterra ha calculado que esta combinación de energía geotérmica y sistema de cultivo utiliza tan solo el 1% del agua y la tierra en comparación con el cultivo convencional de espirulina, a la vez que minimiza los riesgos de contaminación y garantiza una producción constante durante todo el año. A pesar de añadir emisiones de CO2 debido al procesamiento y el transporte posteriores, Oterra estima que su producto estrella, Arctic Blue, genera hasta 40 veces menos emisiones que su producto de espirulina convencional (esto es indicativo y específico para cada contexto, no un análisis completo del ciclo de vida).
Estas tecnologías no sólo reducen el impacto ambiental, sino que también refuerzan la fiabilidad de la cadena de suministro de Oterra, un factor cada vez más crítico a medida que los fabricantes abandonan el uso de ingredientes sintéticos. En el caso de los colorantes naturales, la planificación del ciclo de vida es crucial. Por ejemplo, la batata roja, una fuente común de pigmento natural, requiere un período de crecimiento de nueve meses. Anticipar y gestionar estos plazos es esencial, y las alianzas de Oterra con agricultores contratados en más de 30 países sientan las bases para un sistema de producción resiliente y escalable.
De cara al futuro, Oterra ve aún más potencial en la biotecnología. La fermentación de precisión, aún en sus etapas iniciales, está llamada a revolucionar la producción de colorantes alimentarios en los próximos cinco a 10 años. Al utilizar microorganismos para generar pigmentos naturales en un entorno controlado, este método promete consistencia, escalabilidad y una reducción drástica del impacto ambiental.
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