Comunicado. Un suelo sano y de alta calidad funciona como un ecosistema vivo vital que sustenta a las plantas, los animales y los seres humanos. Esta definición habla de la importancia de administrar y cuidar el suelo para que represente un recurso sostenible para las generaciones futuras.
Es importante señalar que el carbono está presente en el suelo en dos formas diferentes: inorgánica y orgánica. El carbono inorgánico consiste en formas minerales de carbono, mientras que el carbono orgánico del suelo se refiere a compuestos orgánicos como detritos de plantas y animales, células y tejidos de microbios del suelo y sustancias que sintetizan los microbios del suelo. En este sentido, la determinación del Carbono Orgánico Total (COT) es importante porque los altos niveles en los suelos impiden el proceso de digestión anaeróbica y limitan el enriquecimiento de nitrógeno del subsuelo.
Por su parte, el nitrógeno es un macronutriente muy importante para el crecimiento de las plantas, el procesamiento de alimentos vegetales y la creación de clorofila y se cicla rápidamente en el suelo a medida que los microorganismos descomponedores descomponen la materia orgánica.
La relación carbono-nitrógeno es de importancia primordial porque tiene un impacto directo en la descomposición de los residuos y el ciclo del nitrógeno en los suelos. Cuanto mayor sea la proporción, más tardará el material en descomponerse; asimismo, cuanto menor sea la proporción, más rápidamente se descompondrá el material vegetal. Esto también tiene una relación directa con la cantidad de nitrógeno que está atrapado en el suelo y que estará disponible para la siguiente planta en crecimiento.
Al determinar y monitorear la relación y la dinámica de carbono a nitrógeno del suelo, es posible evaluar los indicadores de calidad y productividad del suelo, y finalmente tomar las decisiones correctas en términos de cultivos sustentables, rotación y fertilización con nitrógeno.
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