La Jornada. En México se consumen 214 kilos de alimentos ultraprocesados per cápita cada año por persona. Es el país con la mayor ingesta de estos productos en América Latina y “uno de los cuatro primeros a escala internacional”, señaló Julieta Ponce Sánchez, directora del Centro de Orientación Alimentaria (COA Nutrición) e integrante de la Campaña sin Maíz no hay País.
En el seminario Condiciones para construir un sistema alimentario más justo y sustentable, organizado por la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad de la UNAM, indicó que existe una “paradoja alimentaria con la que hemos convivido en México durante los pasados 30 a 40 años, que es el combate del hambre sin haberlo conseguido, y haber vivido la tragedia de la obesidad y la diabetes –con todas las complicaciones– en un panorama de pandemia. Este es el peor escenario posible para un sistema alimentario”.
Ponce Sánchez sostuvo que “la comida sustentable enfría el planeta, fortalece el sistema inmune, evita enfermedades crónicas y combate el hambre y, tal vez, la pobreza y la desigualdad”. Pero algo relevante, sobre todo en el entorno de la pandemia, es que la comida sustentable fortalece el sistema de defensa, por lo que es necesario, sostuvo, hablar de inmunonutrición.
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