Comunicado. En el marco del Día Mundial Internacional de la Lucha contra el Cáncer de Mama, conmemorado el 19 de octubre, Myriam Cevallos, directora de la Fundación Lyncott, aconsejó el consumo de lácteos y sus derivados, como quesos y yogures, por sus aportes vitamínicos, así como disminuir el consumo de carnes rojas y procesadas; elevar el consumo de leguminosas, así como de frutas y verduras ricas en vitamina C, y limitar la cantidad de sal y grasas en los alimentos.
Con base en su labor social, también recomienda considerar un par de bocadillos durante el día, sobre todo en el caso de las personas que están bajo tratamiento, de manera que les permita mantener sus niveles de energía. Sugiere en este sentido colaciones con cereales, queso, frutas, gelatinas, semillas y nueces, entre otros.
Lo cierto es que la prevención del cáncer más severo para las mujeres, que también se presenta en hombres, aunque en mucho menor medida, ha sido un desafío constante para la salud pública, dada la repercusión de esta enfermedad en la condición física. Un cáncer de mama avanzado puede propiciar la muerte, pero incluso si no se detiene a tiempo deja en cada mujer que lo posee perjuicios físicos, emocionales y de autoestima.
También indicó que se ha comprobado que una alimentación sana, rica en alimentos naturales que contengan vitaminas y minerales, junto con hábitos como el ejercicio y la supresión de adicciones como el tabaco y el alcohol o los excesos, contribuyen a reducir las probabilidades de desarrollar cáncer de mama.
Cevallos recordó que, en 1991, la estadounidense Charlotte Haley comenzó a hacer lazos de color naranja en su hogar iniciando la primera campaña de prevención de esa enfermedad a partir de un cuestionamiento: Del presupuesto anual de 1,800 mdd del Instituto Nacional del Cáncer en Estados Unidos, apenas 5% se dedicaba a atender el cáncer de mama.
El mensaje llegó al año siguiente a Alexander Penny, editora de la revista femenina “Self”, quien a su vez replicó la campaña en alianza con Evelyn Lauder, la vicepresidenta general de la firma de belleza Estée Lauder. Fue en la edición de octubre de 1992 que la revista dedicó su tema central a esta lucha precursora, distribuyendo además un millón y medio de lazos rosas.
Esa campaña se ha extendido ya a todos los rincones del planeta, bajo el simbolismo de un moño rosa que emblemáticamente dedica el mes de octubre a difundir la prevención de esa enfermedad.
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